Auguste Rodin frente a Alberto Giacometti. Cualquiera de ellos fue un genio de la escultura. Toda exposición sobre tan eminentes cumbres de la historia del arte es bienvenida. Nuestra visita preliminar a la exposición nos ha convencido además del beneficio de exponerlos juntos.Si antes de la exposición se podían albergar dudas sobre la pertinencia de la comparación, después de visitarla se comprende que exponer al más popular de los escultores del siglo XIX frente a uno de los más reconocibles del siglo XX revela sólidas coincidencias en cuanto a objetivos, conceptos, técnicas, además de muy documentadas y convincentes referencias de Giacometti a la obra Rodin, en el que encontró una inagotable fuente de inspiración.
La exposición de la 06 es inteligente y reveladora, va mucho más allá de la mera yuxtaposición de las obras de dos maravillosos escultores. No son dos exposiciones en una: es mucho más. El diálogo es intenso y fructífero: compararlos beneficia a nuestra mejor comprensión de estos ambos artistas, respectivos renovadores de la escultura en los siglos XIX y XX.
Las visitas guiadas que diseñamos a partir de nuestra primera incursión en la exposición tienen en cuenta que alguna obra de la exposición requiere que se la ponga en contexto con piezas que no han sido prestadas, cubren lagunas, ocultan redundancias y corrigen con el itinerario y la selección algunas de confusiones que crean tanto la configuración espacial de la sala como la asignación de temas a cada espacio.
En cualquier caso, saludamos la llegada a Madrid de una muestra tan abundante y relevante de estos grandes maestros, y que una vez más un comisariado perspicaz haya sabido crear nuevas perspectivas para entenderlos, lo cual no es fácil en una ciudad que ya acumula un considerable histórico de exposiciones consagradas a uno u a otro.