¡Cómo hemos echado de menos a Luis García Berlanga estos once años sin él! ¿Cuántas veces habremos dicho “con esto Berlanga habría hecho un peliculón”?
Póstumamente, el cineasta ha alcanzado una nueva cumbre: el diccionario de la Real Academia Española acaba de incorporar la palabra “berlanguiano”. ¿Puede haber mayor honor para un creador que bautizar un nuevo concepto? Se trata, además, de un concepto tan rico y complejo como inconfundible. Lo berlanguiano es irónico, surrealista, muchas veces absurdo e improbable, pero posible, criticable y aun así conmovedor, siempre simpático, y podríamos seguir con una ristra de epítetos que mágicamente confluyen en la mirada inteligente del autor.
La Academia de Cine, con motivo del centenario del nacimiento de Berlanga, organiza una exposición en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La muestra recoge imágenes icónicas de su vida y de la España que retrató. Pero sobre todo, la exposición es un inmenso homenaje a las películas de Berlanga, a los rodajes, y a todo lo berlanguiano a su alrededor.9