En 1918 Olga Koklova pasó a ser Olga Picasso. A partir de entonces, la antigua bailarina de los Ballets Rusos sólo existió en relación a Picasso: en lo personal (primera esposa; madre del mayor de sus hijos; más tarde, ex-mujer) y en lo artístico (musa, modelo y tema obsesivo de su pintura durante cerca de dos décadas). Hasta esta exposición en el Caixaforum, nunca se había hecho oír su voz, fundamental para entender el enorme repertorio de imágenes que inspiró a Picasso: dibujos, pinturas, grabados, fotografías e incluso filmaciones, de entre las que el comisario ha seleccionado para esta muestra 350 piezas. Con la muestra se consigue dar una nueva vuelta de tuerca a nuestra comprensión del artista malagueño.